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50 SENTIDOS

Es muy sencillo olocarme a partir de la danza frente a la celebración musical de las sonatas para piano de Ludwig von Beethoven me ha puesto ante un horizonte de preguntas que pueden no encontrar respuestas de manera inmediata.¿Cuál puede ser el aroma de los sonidos y los silencios? ¿A qué profundidad pueden llegar los gestos, giros, pausas de un cuerpo que se desplaza en el espacio? ¿Es el tacto capaz de alcanzar a la nota que ha sido? ¿Podemos dibujar con el oído aquella curva sonora? ¿El sabor de un sonido apenas perceptible queda en la memoria? ¿Qué color musical define al ensueño? ¿Cómo se vuelve todo concreto en el mundo del alma? ¿Luz y asombro se pueden deletrear con las mismas notas? ¿Algo impide mirar con los ojos cerrados los diferentes estados de la música? ¿La inmovilidad es cálida? ¿Devuelve el ser humano parte de su luz al soltar las amarras de los sentidos? ¿Beethoven escuchó desde la raíz? ¿En qué zona de la piel encaja el sonido filoso que roba el aliento? Es necesario escuchar con el corazón? ¿Existe un sentido oculto en algún sorpresivo golpe sobre las teclas del piano? ¿Es posible crear un libre campo de expresión que habitemos muchos? ¿Cuál es el sentido más musical? ¿Es posible tocar la ausencia? ¿El sentido del vuelo nos es ajeno ? ¿La distancia se mide por días o recuerdos? ¿Son los detalles una clave para orientarnos dentro de una melodía ? ¿Al perder Beethoven el sentido del oído desarrolló otros 46? La creación coreográfica 50 SENTIDOS busca dar cuenta de éstas preguntas, quizás las respuestas descansan en cada uno de nosotros y tal vez ayuden a germinar nuevas

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